La cabeza fría y bien alta

La memoria dura en el fútbol lo que duran las victorias.

Gracias a esta máxima verdad, parece que nadie recuerda tiempos mejores donde Pep metía a Adriano de extremo derecho y resolvía el partido él solo con 2 asistencias, o cómo y cuando decidió ubicar a Mascherano de central, para que un buen día esprintase en los últimos minutos de unos octavos de final de una bendita Champions League y metiera la pierna lo justo para llegar el primero a un balón dividido con el nórdico Bendtner.

Cosas que valen una Copa de Europa, por ejemplo. Nimiedades.

Echando un vistazo al averno de hoy, parece que lo que pasó ayer solo tiene un motivo. Banalidades.

Tuvo que ser una conjura de circunstancias, dignas más de un gafe que de un conjunto de malos profesionales, las que obligaron a doblegar la rodilla a un equipo que ya es historia. Historia viva.

La desconexión como eutanasia

Los puntos que se dejaron ayer en el Sadar no son una excusa válida para desconectar en Liga.

Gente como Messi, que se retroalimenta del día a día, de sus buenas sensaciones, de su hambre interior que no cesa, que como dice Juan Villoro sobre el argentino "sigue jugando para ganar la bicicleta" no puede simplemente participar durante meses en una competición sin la intensidad del que la quiere ganar.

Sería como someterlos a una muerte deportiva, dolorosa y espaciada, esperando a que cualquier Zalayeta del tres al cuarto, en unos cruces hipotéticos que se complicasen algo más de la cuenta, les diera el pasaporte y la tarjeta de Monopoly que los manda directamente a la siguientetemporada sin pasar por la casilla de salida.

El Sadar, como punto de inflexión

Era el día idóneo para cambiar de registro, con campo helado y con condiciones exógenas y endógenas poco propicias. Salir bien resguardados atrás, esperando a que Alexis tirara una diagonal o una genialidad de un Messi que vagabundease por el área rival.

No se hizo. Se jugó como siempre. Mal, pero con el estilo que los ha llevado a ser lo que son.

Criticar una alineación es legítimo, pero en mi opinión, el partido de Getafe fue bastante peor en cuanto a generación de ocasiones, alimento principal de este Barça, y aquel día estaban Xavi e Iniesta sobre el terreno de juego.

Receta postSadar:

Recuperarse de este partido y seguir luchando hasta el final, jugando fieles a un estilo y en el caso de que no se alcance el éxito, felicitar a un campeón justo, como es el Real Madrid, que hasta el momento ha sido más regular.

Acariciar el sabor de las derrotas, sin abrazarlo. Recordar como era antes, y como es ahora. Sonreír.